CON PERMISO DE BLASES, DARÍOS Y MARTÍES
Infimas razas paupérrimas, savia jocunda de Hispania
lerdos cerebros en pírricas almas abúlicas
tórpidas mentes en cuerpos de escuerzos políticos :
¡salve!
Porque llega el momento en que ahítos de odio tendréis que vejar viejos himnos.
Ya un rumor fratricida de pánico al ámbito hispánico llega
arrastrando las trágicas ondas de muerte que vuelven de pronto a agitar nuestras plácidas playas,
aflorando el olvido en los rojos recuerdos suicidas de tiros al prójimo;
A los gualdos y rojos y cárdenos próximos
Ya se anuncia el retorno de los reinos modernos de taifas que sueña el sibilo rampante.
Y a Pandora de nuevo recurre de súbito
creyendo encontrar talismánicas puras rientes,
las tablas y faros que le salven la ruina de su góndola inmoble.
La pálida envidia, las fatales memorias que a las catacumbas,
a perpetuo presidio mandaran con noble entusiasmo
pioneros con muertos en todos los bandos civiles,
ya retornan soberbias para hundir en la sombra siniestra del Hades
la virtud de la hispana progenie renata con ansia de paz y castañas.
No os fiéis de la boca que predica alianzas venales;
Renegad de los ojos que ven sólo las patrias amorfas;
Rechazad estrechar esas manos que enlazan las cubiertas de sangre de Hispania en los “hombres de paz”:
Los traidores que lanzan la bala o la bomba homicida contra gente inocente del solar que desprecian.
La inminencia de algo fatal hoy se mueve en Hispania
acerando el momento en que habrá que escuchar nuevos himnos
de las viejas e ínclitas
mentes ubérrimas, con la sangre de Hispania fecunda
tras la nueva y rotunda derrota de los pusilánimes.
Anónimo