miércoles, 30 de septiembre de 2015

De tonto útil a tonto utilizado

Jódete, Arturo

   
Mas, entre una estelada y una bandera de la UE, tras las elecciones de este domingo. - Foto EFE
Primero por idiota. Esta es la tercera vez que te pegas un castañazo, querido president. Tres veces has disuelto el Parlament con intención de mejorar tu posición y otras tantas has acabado con el rabo entre las piernas, tan serio, tan listo, tan seguro de tu apostura, tan perseverante en tu radical impostura.

Ibas a por la mayoría absoluta en votos y escaños y no has logrado ni lo uno ni lo otro, de modo que ahora tendrías que salir pitando, esconderte, largarte a Canadá para siempre jamás y no volver a mostrar tu jeta de perdedor impenitente por estos pagos, so pena de que te pongas de rodillas ante la CUP, esa cosa entre anarquista y comunista que encabeza un tal Fernández, de Zamora como sus padres, en la que se refugian muchos de los que, procedentes en principio de Andalucía, Murcia, Galicia y ambas Castillas, hoy se avergüenzan de sus orígenes y reniegan de sus raíces para hacerse perdonar por los amos del prusés, el catalanismo pata negra.

Tonto útil.

 Contenta tiene que estar hoy esa burguesía antaño descrita como la campeona del seny: has arruinado Convergencia, has dinamitado al partido de la derecha catalanista para servir los destinos de la región en bandeja de hojalata a una ensalada indigerible de izquierdas revolucionarias, una perspectiva ante la que, imagino, las buenas gentes de Sarriá-Sant Gervasi deben sentirse hoy la mar de felices.
Con todo a favor, sin equipo contrario sobre el césped, no has sido capaz de ganar este para ti, según tú, definitivo partido que debía llevar a Cataluña a la Arcadia de la riqueza
Comprendo la frustración que debías sentir anoche cuando te retiraste a tus aposentos, querido president. Se te notaba sobre el tablao del Borne (por cierto, ¿qué habéis hecho con las monjas? Anoche no se vio a monja alguna bebiendo cava a morro y celebrando la independencia…), los ojos vidriosos y ausentes, como queriendo escapar de aquel rostro cansado que pretendía seguir riendo en patética mueca producto de la decepción.

Durante no sé cuántos años has gobernado para la mitad de los catalanes, qué digo, mucho menos, digamos que para

 dos millones de catalanes, los que ayer dieron su voto al sí, olvidándote por completo de los cinco y pico restantes, dándoles la espalda, condenándoles al ostracismo, ignorándolos, despreciándolos en el fondo y en la forma, ciscándote en sus necesidades y aspiraciones.

 Has creado un régimen de partido único para, cual espantajo, muletilla o engaño, llevar a esa tropa hacia una Cataluña de capuletos y montescos, una Cataluña en la que tú deberías sentirte mucho más seguro, imagino, lejos del afán fiscalizador de una Justicia mínimamente independiente –si es que en la España actual se puede hablar de una Justicia independiente– y dispuesta a mirarte los bajos de la corrupción galopante en la que tú y tu padre político, el tal Pujol y su familia, la famiglia, con Convergencia entera, lleváis 40 años nadando.

Frustración, sí, porque lo has tenido todo a favor, has dispuesto de todo, lo has dilapidado todo, empezando por el dinero a espuertas que Madrit te ha ido soltando a través de FLA, de todos los FLAS habidos y por haber, para financiar Asambleas y Òmniums, y a esos cuadros del partido único que visitaban las comarcas, llamaban a las casas y exigían fidelidad al pequeño führer que hay en ti. Has tenido a todos los medios de comunicación a tu servicio, empezando por la RAC1 en la radio, La Vanguardia en la prensa –qué papelón el del señor Conde de la cosa, poca vergüenza tienes, Godó de los collons– y siguiendo y terminando por la omnipresente TV3, la televisión del partido dispuesta a machacar la vida diaria de los catalanes que no estaban dispuestos a enrollarse en la estrellada. Régimen de partido único, con lenguaje único.

Parodiando a Victor Klemperer y su análisis sobre la semántica del nazismo, más que la propaganda de los discursos, los textos escritos y los carteles, el instrumento del que te has valido para instilar tu veneno en las mentes de tanto independentista de última hora ha sido el lenguaje, la perversión del lenguaje: palabras aisladas, expresiones (caso del famoso "derecho a decidir") y formas sintácticas repetidas hasta la saciedad, que, favorecidas por su simplicidad, acaban por penetrar, envenenados conceptos y sentimientos, en el inconsciente de gente antaño aparentemente juiciosa, ahora dispuesta a asimilarlas y reproducirlas de forma mecánica. Es lo que Klemperer denominaba Lingua Tercii Imperii (LTI), la lengua del Tercer Reich que envenenó Alemania en los años 30 del siglo pasado y que condujo al desastre por todos conocido.

Todo debía respirar nacionalismo

En la Cataluña nacionalista no había, no hay, espacio para las gentes empeñadas en no someterse a tu impulso totalitario,  

conducator de andar por casa, impulso que os ha llevado, a ti y a Junqueras, remedo de coloquial Sancho Panza que te acompaña en el último tramo del viaje hacia ninguna parte, a absorber todos los espacios públicos y aun privados. El Volkgeist nacionalista (nosaltres som collonuts, ells ens volen aixafar y us portarem Catadisney), financiado con el dinero de todos.

Las instituciones debían alinearse con el ideario y las metas del prusés, haciéndose partícipes de su cosmovisión. La judicatura, los sindicatos, los colegios profesionales, los enseñantes, la iglesia, el Barça, los castellets… Todo. Todo debía respirar nacionalismo en la colosal empresa de homogeneización emprendida por vosotros, pérfidos aprendices de brujo. Todos debían hablar "el lenguaje del vencedor", mientras en Madrid se dedicaban a tocar la lira.

 Todo lo habéis instrumentalizado, todo lo habéis prostituido desde el poder que la Constitución a la que habéis vilmente traicionado os entregó: las almas, las instituciones, los medios de comunicación… Quien no comulgara con vosotros estaba condenado a vivir en el ostracismo más completo, a callar, a desaparecer, abrumado por la fuerza de vuestro inmisericorde aparato de agitprop.
Lo peor de todo, si me apuras, Arturo, es el daño que has causado en tantas familias a las que has amargado la vida,

familias rotas que has dividido, en algunos casos tal vez para siempre, con el maldito 'prusés'
Pero lo peor de todo, si me apuras, Arturo, es el daño que has causado en tantas familias a las que has amargado la vida, familias rotas que has dividido, en algunos casos tal vez para siempre, con el maldito prusés, Arturo, familias a las que has obligado a dejar de verse para no tirarse los trastos a la cabeza durante el almuerzo de los domingos o las celebraciones familiares singulares.

Y eso no tiene perdón posible, Arturo, eso no te lo podrán perdonar nunca las decenas, centenas de miles de familias que vivían felices y agrupadas hasta que tú y tu veneno totalitario hicieron su aparición sobre la faz de Cataluña. Y todo para nada, Arturo.

Para volver a demostrar que Cataluña es tan diversa y plural como la entera España, mal que te pese. Todo para que, como mucho, algún día te levanten una estatua a la entrada del zoo de Barcelona con la leyenda "al tonto útil".

Por eso hablo de frustración, por eso comprendo tu inmensa frustración de anoche. Frustración porque, con todo a favor, sin equipo contrario sobre el césped –tanto el idiota sideral de Zapatero como el pusilánime incorregible, héroe procrastinado Rajoy, te han dejado hacer y deshacer a tus anchas, en otro ejercicio de irresponsabilidad que la historia jamás podrá perdonar–, resulta que no has sido capaz de ganar este para ti, según tú, definitivo partido que debía llevar a Cataluña a la Arcadia de la riqueza, la Dinamarca de la felicidad, cuando adonde de verdad has apuntado siempre es a la Albania de la más completa miseria.

Y todo para eso, para esto, para levantarte esta mañana convertido en un pelele, un juguete roto en manos del tal Fernández y su CUP. Para ser un cadáver cuya pestilencia traspasa ya las riberas del Ebro. Has perdido y estás muerto. Y tú lo sabes. Por todo eso y algunas cosas más, por todo lo que has roto, por todo el dolor que has causado, por tonto, por traidor y por sembrador de discordia:

 jódete, Arturo.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Paremos a los locos del "pais petit"

Al asalto de un poder sin límites


Artur Mas y Oriol Junqueras, a la salida de un mitin, junto a Carme Forcadell | EFE

Lo que el domingo se vota en Cataluña es lo que la Ley, democráticamente aprobada, decidió que se debía votar: qué candidatos son elegidos para formar parte del Parlamento de Cataluña y ejercer los poderes que la Ley le atribuye. Pretender hacer cualquier otra cosa diferente a esta con el voto de los catalanes es dinamitar su Libertad, porque sería saltarse la Ley. La cuestión no es el "derecho a decidir", como pretenden los independentistas, sino quién protege a cualquier catalán, aunque fuera uno solo, de la tiranía de quienes pretenden imponerle sus decisiones sin Ley que les dé autoridad para ello.
Estos días escuchamos debates delirantes. ¿Cómo va a haber protección constitucional o legal de la nacionalidad española de los catalanes, si lo que previamente se hubiera dejado sin tal protección es la propia España?
No se trata de un debate legal. Ni tampoco es una competición de afectos y de halagos. Ni mucho menos es un asunto de dinero (es imposible que el Gobierno catalán obtenga más dinero con menos esfuerzo y menos responsabilidad por su parte).


Es una cuestión de principios básicos, de valores elementales en una sociedad compuesta por personas libres. La Constitución y las leyes son el producto de la libre voluntad de las personas. Y por tanto dejar sin efecto la Constitución y las leyes es dejar sin protección la libertad de cada español, viva o no en Cataluña, pero especialmente si vive en Cataluña.
Quienes pretenden obtener la independencia de Cataluña tendrían que dejar sin efecto, de la manera más rotunda y brutal, la vigencia de la Constitución y las leyes. Y a partir de ese momento dejan de existir límites. El que ha echado abajo la puerta grande también echará abajo cada obstáculo que encuentre para lo que en realidad busca, que no es la independencia en sí, sino el poder.
Estamos ante un intento de asaltar el poder, todo el poder, disfrazado de reivindicación de la independencia. Un poder sin límites. Sin jueces que juzguen el saqueo del presupuesto. Sin prensa libre que sea capaz de articular otra cosa que editoriales conjuntos en auxilio del poder.

Poder para quedarse con el dinero de la gente, para decidir quién "es de aquí" y quién "no es de aquí".

Poder, en fin, para que la gente solo sea libre de decidir a qué altura de la manifestación se va a colocar, porque de quedarse en casa ya hace tiempo que dejó de ser libre.

Los políticos independentistas catalanes no son nuevos ni desconocidos. Siempre han querido poder, y es esa búsqueda la que les ha conducido a exigir la independencia. No para que Cataluña sea libre, sino para ellos poder reducir aún más la libertad y la propiedad de los catalanes.
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Es una cuestión de principios básicos, de valores elementales en una sociedad compuesta por personas libres. La Constitución y las leyes son el producto de la libre voluntad de las personas. Y por tanto dejar sin efecto la Constitución y las leyes es dejar sin protección la libertad de cada español, viva o no en Cataluña, pero especialmente si vive en Cataluña.
Quienes pretenden obtener la independencia de Cataluña tendrían que dejar sin efecto, de la manera más rotunda y brutal, la vigencia de la Constitución y las leyes. Y a partir de ese momento dejan de existir límites. El que ha echado abajo la puerta grande también echará abajo cada obstáculo que encuentre para lo que en realidad busca, que no es la independencia en sí, sino el poder.
Estamos ante un intento de asaltar el poder, todo el poder, disfrazado de reivindicación de la independencia. Un poder sin límites. Sin jueces que juzguen el saqueo del presupuesto. Sin prensa libre que sea capaz de articular otra cosa que editoriales conjuntos en auxilio del poder.
Poder para quedarse con el dinero de la gente, para decidir quién "es de aquí" y quién "no es de aquí". Poder, en fin, para que la gente solo sea libre de decidir a qué altura de la manifestación se va a colocar, porque de quedarse en casa ya hace tiempo que dejó de ser libre.
Los políticos independentistas catalanes no son nuevos ni desconocidos. Siempre han querido poder, y es esa búsqueda la que les ha conducido a exigir la independencia. No para que Cataluña sea libre, sino para ellos poder reducir aún más la libertad y la propiedad de los catalanes.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Nosaltres sols

Los separatistas catalanes trataron de pactar con Hitler para conseguir la independencia

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De acuerdo con un artículo publicado el año 1983 en el periódico ‘Diari de Barcelona’, el Tercer Reich pensó en crear una Cataluña independiente. No obstante, con el desarrollo de los acontecimientos los planes de Hitler cambiaron y los gobiernos alemán e italiano optaron por apoyar Franco en detrimento de los independentistas catalanes, que perdieron la esperanza de conseguir la libertad nacional.
En los años 1930 los líderes de la Alemania nazi mantenían contactos con la agrupación nacionalista radical catalana Nosaltres Sols! y el partido político independentista Partit Nacionalista Català (PNC), relata el periódico digital Público. De acuerdo con el artículo, la cooperación fue tan estrecha que antes del inicio de la Guerra Civil en España un grupo de nacionalistas catalanes llego incluso a ofrecer a Hitler desplegar sus bases militares en el territorio del futuro Estado catalán a cambio de “recibir entrenamiento en el manejo de aviones y en la preparación de explosivos”.

Por su parte, los nazis, que acababan de llegar al poder en Alemania, trataban de complacer de cualquier manera a los nacionalistas catalanes y otros grupos independentistas radicales en Europa. En aquel entonces, el principio hitleriano de “divide y vencerás” funcionaba con éxito mientras sirviera a los intereses del Fuhrer. Cataluña, según opinan los historiadores, era la región donde operaba la red de espionaje y propaganda nazi mejor organizada de toda Europa.

En julio de 1935, durante una visita a Alemania, uno de los líderes de Nosaltres Sols! entregó al ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels, un memorándum que tenía que demostrar con una lista de beneficios que la colaboración entre Alemania y el separatismo catalán estaba destinado a tener éxito. No obstante, los independentistas no recibieron ninguna respuesta del ministro.

A pesar del fracaso con Goebbels los partidarios de la independencia no se desanimaron y en 1936, cuando la situación en España empeoraba después de las elecciones, presentaron en el consulado alemán en Barcelona un nuevo proyecto ampliado de memorándum. Está vez el cónsul alemán se tomó en serio el documento y lo envió al Ministerio de Exteriores en Berlín.

Sin embargo, las esperanzas de los radicales catalanes se fueron al traste por la decisión de los gobiernos de Alemania e Italia, que no estaban seguros de la fidelidad catalana, de apoyar decisivamente a Franco una vez empezó la Guerra Civil Española. En aquel momento los teutones ya entendían que una futura Gran Cataluña que incluyera Islas Baleares y Valencia podría facilitar la penetración francesa hacia Gibraltar gracias a las vías férreas que unían los dos países.

En 1940, un año después del inicio de la Segunda Guerra Mundial, los nazis derrotaron a Francia y se concentraron en recibir el apoyo del gobierno colaboracionista francés de Vichy para que Hitler pudiera realizar sus planes de conquistar Europa. Centrado en nuevas aventuras, el Tercer Reich ya no estaba interesado en una Cataluña independiente.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Los años treinta de Mas.

FG, independentismo, nazismo, chavismo

Lo más indignante para los independentistas catalanes del artículo de este fin de semana de Felipe González en El País fue una sola frase dentro de su texto de 1.382 palabras.
Escribió que la campaña independentista era “lo más parecido a la aventura alemana o italiana de los años treinta del siglo pasado”.

Como conserva gran prestigio entre los principales gobiernos del mundo, esas 16 palabras provocarán un efecto internacional demoledor: en las democracias europeas se detesta toda similitud con el nazismo denunciado por alguien como él.

El nacionalismo nunca analizará el fondo de la frase: se ha habituado tanto a agitar su simbología patriótica que es incapaz de ver los paralelismos con la fascista.
Así, la proliferación creciente y obsesiva de las señeras con una estrella añadida artificialmente recuerda la aparición también artificial de la esvástica nazi, el haz con hacha etrusco de Mussolini, o el yugo y las flechas falangistas tomados del escudo de los Reyes Católicos.

El problema no radica en la agitación total que pretenden provocar las esteladas, sino en que, quien no las exhibe, quien no las enaltece, quien no las agita, queda señalado como enemigo y traidor con el que se arreglarán las cuentas "cuando de la vuelta la tortilla", amenaza el actor Joan Joel, gloria patriótica.

Aunque parezca anecdótico obsérvese la eclosión del fervor nacinalista generalizado y creciente en los deportes convertidos en sucedáneos de una guerra, fenómeno que que va más allá que el de cualquier grupo conocido de fanáticos y que se parece mucho al alemán en los JJ.OO. de Berlín 1936

Véanse esos constantes actos con flores y banderas, guardias enchisterados, a cada hora, por motivos nimios, creando una sagrada liturgia funeraria en la que se incluyen las más que sospechosas marchas nocturnas con antorchas modelo SS.

Los desfiles de grandes masas disfrazadas, con ropas haciendo de banderas, como muestras de patriotismo que en realidad son ridiculeces chavistas.

Adoctrinamiento escolar enseñando historia de falsas persecuciones a los catalanes por serlo, cantos patrióticos fabricando fasciocomunistas, propaganda en todos los medios, denuncia del enemigo explotador y genocida, España.

Estamos en los años 30, aunque tragicómicos, con muchos Mas Nicolás Maduro europeizados.
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