martes, 9 de septiembre de 2014

"Hay una fuente en Quintela

Que nace al pie de un castaño
Quien bebe en la cruz de agosto
Se casará en la de mayo


A fonte da xana.(Primeiro cacho)
Foi  nos anos do século oito cando naceu a primeira monarquía da península que comenzóu en Asturias, e que avanzóu polas terras do que oxe é  Lugo e León. O primeiro rei foi  un lacazán folgazán que chamábase  Mauregato. Con él fixeron un trato os mouros pra que lles dera  un cento de mociñas doncelas cada ano polo vrau. Mais tiñan que ser das máis feitiñas de todas as comarcas do pais.

  Tiña Mauregato na Somoza de Ancares un  encargado que chamábase  SINDO  e que lle deran o traballo  de atopar dúas docenas de mozas pra que dentre ellas escollera o Mauregato as mellores o sou gusto.

SINDO encargóu os sous guerreiros que foran polas aldeas  e colleran as millores mozas que atoparan. Logo él quedaríase as que lle parecera ben pra levarllas o Mauregato quen daríallas ó Califa de Córdoba  pro sou harén de mulleres cristianas  do Generalife na Granada andalusí.

Chegaron os soldados  a Medina Benismail,  que era cómo chamaban naquel entonces os mouros a Vilar,  e pararon na primeira casa que atoparon e que era dunha familia que tiña unha filla de nome Celinda moi ben feita e moi lista que taba lavando no riu cerca da ponte denbaixo.  Cando Celinda chega a casa e vindo os soldados, que non dixeran que viñan polas mozas, púxose a cantar e bailar diantre deles e tiña tal xeito de grácil  encanto que os mouros quedaron namorados  das súas mutas prendas.


Xa Celinda adivinou  as intencióis dos mouros, e pensou denredalos co conto de que quería ofrecerlles  un baile especial e mellor sólo pra eles solos. Mais tiña que facelo no prado das Liñares  de noite e a luz da lúa . Saíron todos os soldados  pois era xa noite, e Celinda díxolles que esperaran quietos e quediños  que ela iba buscar o mellor sitio pra o misterioso baile. E foi a escape atravesando o riu polo banzado  e escondeuse  entre os ramallos o pé da fonte da Pontiga.
Taba  eilí Celinda xunto a  poza que fai a cascada  cando sentiu que a xamaban polo nome:

-Celinda si queredes deixar de pagalo tributo das 100 mozas o rei mouro, téis que facer o que eu te diga: Téis que ir a fonte de Quintela a estoupalo pozo da Lameira  e unha vez baleiro tapalo outra vez. Logo o pé dun castañeiro verás un xenio con forma de home  e téis que pedirlle que te dé dos ourizos. Botas un  no pozo cheo e colles o outro e tráeslo  eiquí onde min. En canto o botes   na poza   tú quedarás convertida nunha xana miña  desta fonte  da Pontiga e poderás librar toda a Comarca  do compromiso do Mauregato.
(Continuará)
La prosa del pan en Ancares.
Dedicado a la "Heidi


Si en los años 40 o 50 un americano visitara en Ancares una aldea cualquiera de montaña en verano, oiría un estruendo que le haría dudar del final de la guerra.

Un sordo sonido repetido y potente elevado en el eco, a intervalos iguales, cual letal metralleta retardada en el tiro de segundo a segundo,le haría pensar que el horror fraticida seguía todavía en los valles del Burbia.


Y en verdad hay batalla pero ésta sin sangre. Sin sangre ni lágrimas. Sólo el sudor de la lucha del hombre por la vida diaria.

Desde lejos parece que las casas son más. Son las cónicas medas rodeando las eras que salpican la aldea. Eras embuladas y tostadas al sol, recibiendo los mollos que esperan su trilla.

Esta trilladora es equipo humano. Para cada familia una maja ayudada por todas las casas con seara en el monte.



El que trilla es el mallo, instrumento en madera con dos troncos unidos con correas de cuero. El mango es de unos 80 cm de largura y de unos 4 cm de máximo diámetro. Es de fresno lustroso de un pulido perfecto que permite el resbale de las manos humanas sin herirlas sin guantes.
El otro es la pértiga, mas robusto y más corto y también más bastón.

Fabricado a machado en madera de roble, es el que golpea.



Ya es mediodía y hay que aprovechar que la mies es bastante y, aunque el día es extenso, aún podría nublar. El equipo de hombres se patea la era golpeando los mollos; las espigas revientan expulsando los granos que una vez pineirados se meten en sacos que irán a los hórreos esperando el viaje con destino al molino, un molino de agua, el que cita un forero en su artículo aun único.

Y la paja al pajar, esperando el colmeo para reteitar en las casas de paja. Y también formará el mullido en la corte, que junto a la bula de nitrógeno y fósforo formará abono estiércol que fertilizará los cultivos del valle (la bula sola tiene otras aplicaciones que veremos si alguien describe aquel  juego de bolos astur)


Mientras tanto en la era, el pellejo de embreado, el pelexo emPEZado baja de nivel. Se llenan las botas y se empieza a comer. Luego de comer se descansa un momento a la sombra raquítica de las medas vecinas y se vuelve a majar. (continuará)



(continuación)
Y SI EL YANQUI viniera en diciembre o en enero oiría otro estruendo, esta vez más
 sangriento pero para los cerdos "nosos cochos de ceba.

 Y es que así es la vida: Caminar a la muerte de distintas maneras en lugares distintos. Aquí media vida es el carro,otra casi media es el cerdo .

 Si TIO SAM nos visita allá por el "SPRING" por los idus de abril, oirá todavía entre cantos pardálicos, los gemidos carreros, roble contra fresno, cojinetes fijos, carros que trepando caminos y montes, cargados de abono, buscan las senaras de terrenos ácidos, haciéndose sus sendas, las perennes rodeiras que Machado no vió.

La carga del carro transmitida a la peña , media tonelada, por las llantas de hierro de las ruedas macizas, a lo largo de siglos y ayudada del agua lubricante del roce, marca unos raíles que aún hoy admiramos en el Fungaxil, en Teixedo o en La Sierra .

 Todas las familias poseen seara. Algunas rebasan la media fanega arañada en el monte a golpe de azada, de machado y de pala. Y eso les rinde hasta varias decenas de cuartales de grano. Todas tienen carro que las identifica siempre por su llanto, cada uno en su tono cuando es arrastrado por los bóvidos mansos. El canto difiere de labriego a labriego pues la gama de carga varía en función del fanegámen de tierra, de la edad de los bóvidos, del carácter del dueño...

Todo como véis con materia paisana y siguiendo la ley de un MÁXIMO ESFUERZO para UN MÍNIMO FRUTO. No había millonarios, pero no faltaban (todo es relativo, dixit Campoamor?) sustanciales ventajas. Entre ellas la falta de trabajo alienado. Dueños de sus vidas y de sus Haciendas los paisanos vivían socialmente tan libres como cualquier Heidi de cualquier ciudad.